El BBVA Compass Stadium de Houston se preparó para vivir toda una fiesta del fútbol. Y no era para menos: Estados Unidos recibía a la vigente campeona de América.
Un test de nivel para un conjunto norteamericano que, espoleado por su afición, salió muy enchufado al césped del estadio tejano.
Tal fue su inicio que, en solamente cuatro minutos, Pulisic puso el 1-0 tras definir con gran calidad una enorme jugada de Zardes, que bajó el balón y filtró un gran pase al futuro jugador del Chelsea.
Chile sufrió de lo lindo en este tramo inicial, pero rápidamente sacó su carácter y respondió con fuerza equilibrando el marcador tras un zurdazo de Opazo.
Pese al mazazo del empate, Estados Unidos siguió jugando con gran intensidad, liderado por un Pulisic que era un auténtico quebradero de cabeza para Chile... hasta que se rompió.
Y es que en el minuto 30, el 'crack' del Borussia Dortmund tuvo que ser sustituido por un problema aparentemente muscular y ahí acabó prácticamente el partido para los norteamericanos.
Sin Pulisic, Chile jugó mucho más relajada y tanto en el tramo final de la primera parte como en el inicial de la segunda dominó con claridad, aunque sin crear excesivo peligro.
Ya en mitad de ese periodo complementario, Zardes tuvo una buena ocasión para hacer el 2-1, pero su disparo, alto, fue una acción aislada.
Los últimos veinte minutos de partido estuvieron marcados por las constantes interrupciones en el juego, sobre todo derivadas de los múltiples cambios.
Ambos equipos agotaron sus sustituciones en este tramo final, cortando el ritmo de un choque que acabó de una manera totalmente opuesta a la que empezó y que dejó a Estados Unidos con buen sabor de boca y no disipó las dudas de Chile.