El Nápoles le pone el broche de oro a su temporada. Clasificado para competiciones europeas y campeón de la Coppa, derrotó a la Lazio, equipo Champions, como última cita antes de verse las caras con el Barça en esta competición. Pero también protagonizó una mala noticia: la lesión de Insigne.
El atacante es duda para el partido ante los 'culés' porque se lesionó él solo en el tramo final del choque, pero este comenzó de forma dulce. Fabián, a los ocho minutos, puso a los suyos por delante con un golazo por la escuadra. Control de crack, tiro de francotirador y balón a la esquina superior.
No renunciaron sus rivales al encuentro y poco tardó en aparecer la Bota de Oro, Ciro Immobile, para firmar las tablas. Aprovechó un buen pase raso de Marusic al área para, con la puntera de la diestra, sorprender a un Ospina que pudo hacer bastante más.
La igualdad que se instauró en el marcador se trasladó al campo y hubo que esperar a la segunda mitad para que hubiera más salsa. Insigne hizo de cocinero y la echó marcando desde los once metros un gol que acabaría valiendo por el triunfo: la Lazio ya no se repondría.
Y no porque no lo intentara. Correa le dio al palo en la más clara que tuvieron para devolver las tablas al luminoso. Se defendió el Nápoles de las acometidas rivales y, en una de las contras que generó para buscar la sentencia, Insigne se lesionó él solo a la carrera.
Duda para la Champions, Politano ocupó su lugar como el más peligroso arriba y, en el tiempo de descuento, puso el 3-1 definitivo en el marcador. Acabó de forma fea el choque, con una tangana por una dura falta al Chucky Lozano en la que hubo agarrones de cuello, entrenadores enfadados... un final que no estuvo a la altura de sus protagonistas.