Apenas se había cumplido la hora de partido, cuando un balón llovido era rematado por el delantero del Shanghai Shenxin. Aunque el guardameta del Heilongjiang Lava logró despejar el balón, el rechace le cayó a otro rival, que empujó a placer.
Sin embargo, el asistente levantó el banderín y señaló fuera de juego. Una decisión muy protestada, que revisó el VAR. Las cámaras se centraron, entonces, en la sala de videoarbitraje donde se desató la polémica.
Los árbitros de VAR utilizaron un folio en blanco para decidir si el delantero local se encontraba en fuera de juego. Una actuación que puso en cuestión el protocolo de la tecnología, alimentando aun más las diferencias.
Finalmente, el Shanghai Shenxin logró reponerse al tanto inicial del Heilongjiang Lava, pero, más allá del resultado, el que salió perdiendo fue el VAR y su credibilidad.