Los jugadores kenianos protestaron al colegiado, que apaciguó los ánimos con varias amarillas, pero las quejas de la grada fueron incontrolables.
La trifulca entre los seguidores locales y las fuerzas de seguridad obligaron a parar el partido durante 35 minutos. Cargas policiales, algún fuego en el graderío e incidentes que, por fortuna, no dejaron víctima alguna.
Los seis minutos restantes se acabaron jugando, aunque Kenia no lograría empatar el encuentro.