Vaya por delante que concluir un Mundial como máximo artillero es tremendamente meritorio. No muchos pueden presumir de ello, aunque hay formas y formas. Existen grandes diferencias entre los ocho goles de Ronaldo en el Mundial de 2002, los seis de James en 2014 o los también seis tantos con los que Kane se despidió de Rusia.
Solo una actuación sideral de Mbappé o Griezmann en la final -necesitan al menos tres goles- apartaría a Harry Kane de su Bota de Oro. Hasta su eliminación, incluso se incluyó al delantero en la lista de posibles candidatos al Balón de Oro. Para ello, Kane hubiera necesitado la victoria inglesa en el Mundial.
De sus seis goles en Rusia, tres han llegado desde el punto de penalti. Dos a Panamá, en la segunda jornada de la fase de grupos, y otra pena máxima extra en el cruce de octavos de final ante Colombia. En aquel partido, el del Tottenham falló una ocasión clarísima aún con 0-1 para los suyos en el marcador.
Antes, en el debut de los 'Pross', Kane remachó a la red desde el área pequeña un rebote del guardameta tunecino; para finalmente ajusticiar a los africanos en el descuento con un cabezazo a escasa distancia de la portería. Completó su nómina de tantos un afortunado rebote frente a Panamá.
Asi llegó hasta cuartos de final, siendo el hombre a seguir de una selección que definió su juego en mucho trabajo defensivo y aprovechar las jugadas a balón parado. Con Suecia como rival, Kane se estrelló ante el muro defensivo nórdico. Afortunadamente para él, las cabezas de Maguire y Alli aparecieron para dejar a Inglaterra en 'semis'.
Ante Croacia, Southgate echó más de menos que nunca a su goleador. Trabajó incansablemente, como siempre, pero faltó a su cita el día menos oportuno. Difícilmente podrá olvidar Kane la doble ocasión marrada para poner el 0-2. El palo apartó al ariete de lo que pudo ser la sentencia a los croatas, que terminaron por dar la vuelta a partido y mandaron a Inglaterra a casa.