Seguro que recuerdan a Aleksandr Golovin si piensan en la Rusia del Mundial del que fue anfitriona en 2018. El mediapunta era la sensación de ese equipo que tumbó a España en octavos y el torneo le sirvió de trampolín para fichar por el Mónaco.
Comparado a veces con el mítico Arshavin por razones obvias, los del Principado pagaron por él 30 millones de euros al CSKA de Moscú. En las dos temporadas siguientes fue referencia ofensiva del equipo, aunque no llegó a explotar como quizá apuntaba en el Mundial.
Todavía tiene 24 años, eso sí. Pero esta temporada ha sido un auténtico infierno para el de Kaltan por culpa de las lesiones. El 30 de agosto, Golovin se tuvo que ir a los 16 minutos del Metz-Mónaco por una rotura en la parte posterior del muslo que le tuvo fuera hasta enero.
Fue el sexto día de nuevo año cuando reapareció con el Mónaco. Jugó 26 minutos de la segunda parte en el triunfo por 2-5 contra el Lorient y fue entrar y besar el santo, porque solo necesitó diez segundos para marcar su primer gol de la temporada.
Durante este tiempo ha seguido participando poco a poco más en el equipo para ganar forma y confianza. Ante el Marsella dio dos asistencias y el domingo, frente al Nîmes, fue titular por primera vez desde que se recuperó de su lesión.
Bendita vuelta al once de Golovin, porque el ruso marcó un 'hat trick' que le dio la victoria al Mónaco ante un colista correoso como el Nîmes. Celebró cada uno de sus goles casi con rabia, consciente de que este es el camino para volver a ser el que sorprendió en Rusia... y mucho más.