El nipón de 18 años cedido por el Real Madrid debutará en un estadio en el que años atrás, y siendo un niño de apenas diez años, colmó todos sus sueños cuando era uno más entre las promesas de La Masia.
El Madrid lo fichó el pasado verano tras superar la oferta económica del Barça y ahora, cuanto meses después de su llegada a Mallorca, ya destaca por su calidad técnica y capacidad de regate. Ante el Villarreal marcó su primer gol -un obús a la escuadra con su pierna izquierda- como mallorquinista y encadena cuatro partidos como titular en el once del técnico Vicente Moreno.
Moreno le ve “motivado” en vísperas del debut de Kubo en el Camp Nou: “Estuvo cuatro años en la Masía, creo que le hace ilusión jugar en el campo del primer equipo; además tiene la posibilidad de plantar la bandera de Japón en ese estadio”, señaló en la rueda de prensa previa al partido contra el Barça.
Kubo creó una sociedad insuperable con otro niño prodigio, Ansu Fati, en las categorías inferiores el Barça. Ambos deleitaban a los espectadores que se acercaban a los anexos del Camp Nou con un fútbol que ya dejaba entrever el enorme talento de dos alevines en plena formación.
“Yo le asistía y él marcaba”, recordó el nipón, que tuvo que marcharse de Barcelona después de que la FIFA sancionara a la entidad 'culé' por violar el reglamento de los futbolistas menores de edad. Tenía 14 años.
Tras su paso por el fútbol juvenil de su país, Take, como le gusta que le llamen, volvió al fútbol español, pero de la mano del Madrid, que aceptó pagarle los dos millones de euros por temporada que el Barcelona no estaba dispuesto a abonar.
Aterrizó en la isla en agosto convertido en estrella mediática y con un seguimiento total por parte de los medios de comunicación de su país. “En Japón, Kubo es una bomba”, explicó uno de los periodistas nipones en el primer entrenamiento del jugador bajo las órdenes de Moreno.
Al 'Messi japonés' le costó arrancar en Mallorca y Moreno tuvo que responder a muchas preguntas sobre los pocos minutos que tenía el flamante refuerzo de su equipo. En el empate ante el Osasuna en Son Moix (2-2), por ejemplo, vio todo el partido desde el banquillo.
Ese comienzo vacilante de Kubo ha quedado atrás en el último mes, cuando se ha ganado a pulso la titularidad, ya que además de su primer gol en la Liga, ha provocado dos penaltis ante el Athletic de Bilbao y Villarreal. Sus compañeros le buscan porque abre espacios como nadie apoyado en su capacidad de desborde y velocidad.
Kubo no parece sentir ninguna presión cuando encara a los defensas con el balón siempre pegado en sus pies. Se va por la derecha, por la izquierda y centra o dispara a puerta, siempre con mucho peligro para el rival. El Barça debe extremar sus precauciones cuando el futbolista del Sol Naciente que desafíe el templo azulgrana con su verticalidad y regate.
Kubo soñó siendo un niño poder debutar en el Camp Nou junto a Messi. No pudo ser. Ahora vuelve a la Ciudad Condal convertido en la principal amenaza de los mallorquinistas