Nazario acababa de aterrizar en la misma terminal y tuvo que buscar refugio tras escuchar las explosiones y los disparos. Su relato, que recoge la prensa brasileña, es aterrador.
"Nos dirigimos al vestíbulo y al llegar hasta allí empecé a notar que la gente estaba llorando y corriendo en la dirección opuesta, huyendo. Yo no sabía lo que estaba ocurriendo, no teníamos información, pero entonces llegó el olor a humo y pólvora", afirmó.
"Vimos una gran cantidad de sangre en el suelo y la gente gritando "terrorista". Tú no piensas en otra cosa, excepto en buscar refugio y mirar alrededor para ver si hay algo sospechoso", añadió el guardameta brasileño.
"Luego vino la policía poniendo una pistola en la cabeza para abrir la maleta porque yo estaba de pie, sin saber qué hacer y con una mochila. Me encontraron sospechoso y me pusieron la pistola en mi cabeza. Dije: 'Soy brasileño' y esto alivió la situación. Abrieron la maleta, la inspeccionaron y me dijeron que me marchara. Sin exageración. Era para dar seguridad", recordó.