El guardameta de 21 años perdió a su bebé con tan solo cinco días de edad por unas complicaciones que se dieron durante el partido. Esto sucedió antes del mencionado choque de la Liga Iraquí.
Alaa Ahmad pidió entonces a su familia que no difundiera la muerte de su hija para poder jugar ante el Al Shorta, partido que acabó en empate a uno. El portero no quiso comunicárselo ni a sus compañeros ni a su técnico.
Al finalizar el encuentro, el guardameta del Naft Maysan rompió a llorar, sorprendiendo a sus camaradas: "No dije nada a ellos ni al entrenador, sabía que no me iban a dejar jugar. Quería demostrar de lo que era capaz".
Alla Ahmad tuvo que contarsélo a sus compañeros tras el partido, ya que mientras que todos estaban eufóricos por el buen resultado, el portero se encontraba llorando por el fallecimiento de su hija.
17 de febrero de 2018