El registro de espectadores en el recinto alicantino supera el anterior establecido en Logroño, el pasado mes de septiembre, con motivo del compromiso de clasificación para el próximo Mundial entre España y Serbia, que fue seguido en el estadio por 7.700 aficionados.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), el Ayuntamiento de Alicante y la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, organizadoras del partido, se habían marcado como reto establecer una nueva marca de asistencia al fútbol femenino aprovechando los últimos éxitos de las selecciones inferiores y el enorme tirón de Estados Unidos, vigente campeona del mundo.
El estadio Rico Pérez, que solo abrió al público las localidades de tribuna y fondos, vivió un gran ambiente festivo a pesar de que la noche fría y con un fuerte viento.
Las gradas tuvieron un gran colorido gracias a la presencia de gran cantidad de jóvenes. Los organizadores repartieron dos mil entradas entre los clubes formativos y escuelas deportivas de la ciudad, aunque también se dejó notar la presencia de numerosos equipos femeninos de la provincia, especialmente de Elche y Benidorm.
También desde Valencia acudieron al estadio alicantino una docena de autocares con jugadoras y aficionadas.
El ambiente fue festivo durante toda la jornada, ya que desde primera hora de la tarde hubo una gran actividad en la zona lúdica situada en la Ciudad Deportiva, junto al estadio, donde los aficionados pudieron jugar al fútbol, participar en animaciones y disfrutar de hinchables, un futbolín humano o una portería de precisión.
La jugadora española que provocó mayor expectación y entusiasmo en las gradas fue Sandra Paños, quien regresó a su tierra como titular en un estadio en el que su padre triunfó como jugador del Hércules en los años 80.