Era 'le Grand Match'. El duelo de cuartos que enfrentaría a las anfitrionas y a las vigentes campeonas. Las dos, obligadas a ganar, pero por diferentes razones.
Mantener el pabellón bien alto frente a defender el título. Pero Megan Rapinoe, 'MVP' de este partido de cuartos, tenía, además, la motivación del que desea plantar cara al poder.
Porque si de algo se ha hablado estos días en la concentración del equipo americano, el único no europeo aún en liza en este Mundial Femenino, es de su encontronazo con Donald Trump, el polémico presidente de Estados Unidos.
Tenía ganas de reivindicarse. De demostrar que ella es la que manda. Que es la número uno. Que quiere ganar el Mundial para decirle "no" en la cara al mandamás.
Estados Unidos arrancó el partido como está acostumbrando a hacerlo en Francia 2019, marcando primero. Y haciéndolo muy pronto. Seis minutos necesitó en el Parque de los Príncipes para encarrilar su pase.
Comenzó rondando desde muy temprano el arco de Bouhaddi, pero fue en el 6', tras una falta de Mbock sobre Alex Morgan que le costó a la central francesa la primera y única amarilla del partido, cuando llegó el gol.
Megan Rapinoe cogió la pelota, alzó la cabeza y en el videomarcador que tenía justo enfrente visualizó lo que quería hacer. Le pegó directo a puerta, una compañera saltó el balón y este pasó al lado de una Bouhaddi que nada pudo hacer para evitar el tanto norteamericano.
Francia se encontró remando contracorriente desde casi el primer minuto, y aunque trató de responder con un gol que empatase pronto el partido (como hizo España), la zaga de EE.UU lo evitó.
De hecho, estuvo más cerca por momentos el 0-2 que el empate a uno. Francia sólo generaba peligro a balón parado, buscando la altura de Renard y Mbock, pero ni así.
El segundo tiempo comenzó con Estados Unidos buscando sentenciar el partido, pero Francia aguantó, sobrevivió, y se hizo con el mando del encuentro. Las galas se pusieron manos a la obra, y poco a poco fueron menoscabando la moral de sus rivales.
Pero cuando mejor estaba Francia, llegó la sentencia. Alex Morgan vio con el rabillo del ojo el desmarque de Heath, esta recibió el balón y su centro, a priori para Mewis, terminó en las botas de Rapinoe, quien sin marca y a placer, batió a una Bouhaddi que se había lanzado a la desesperada a intentar tapar el hueco.
El gol terminó por desquiciar a Francia. Lo había tenido tan cerca... Y ahora estaba tan lejos... La puntilla, además, pudo haber llegado diez minutos más tarde, en el 76', pero Dunn recibió en posición antirreglamentaria y el gol de Heath no subió al marcador.
Francia entonces volvió a despertar. El partido no había terminado, ni mucho menos, y había tiempo de sobra para marcar dos goles. Ya lo habían hecho antes, en un amistoso. De hecho, hicieron tres ¿Por qué no repetirlo?
Las anfitrionas volvieron a apretar, encajonaron a las vigentes campeonas y, a balón parado, lograron recortar distancias. Saltó Renard más que nadie para cabecear a quemarropa el que sería el 1-2, que a la postre sería definitivo.
El gol hizo temblar a Estados Unidos. Como el púgil que se lleva un derechazo inesperado al mentón, las rodillas le temblaron. Francia se lanzó a tumba abierta a por el segundo, y entonces la polémica hizo acto de presencia.
Si el VAR había determinado que el fuera de juego de Estados Unidos en el gol anulado a Heath era milimétrico, en esta ocasión prefirió no intervenir. Porque Francia había forzado lo que parecía un penalti clarísimo, pero la colegiada ucraniana no lo señaló en primera instancia.
Un centro al área pegó claramente en la mano de Kelley O'Hara, las francesas se desentendieron de la jugada, protestaron a la árbitra y cuando el juego se paró en una falta posterior de las estadounidenses, el VAR pasó revista.
Pero tardó apenas unos segundos en decidir que no hubo nada ilegal en esa acción, pese a que era claro que pegaba en la mano de O'Hara. Francia quedó eliminada de su Mundial posiblemente por esta acción, una jugada polémica que, una vez más, cayó del lado de las vigentes campeonas.
La fortuna favorece a los audaces, a los que la buscan. Y parece que en el Parque de los Príncipes fue el 'Team USA' quien más pretendió que esta le sonriera. Estados Unidos está un paso más cerca de revalidad el título, y Megan Rapinoe, de cumplir su amenaza a Trump.
Estados Unidos se medirá a Inglaterra en las semifinales. La otra semifinales enfrentará a las ganadoras de los Alemania-Suecia e Italia-Holanda.