Un transatlántico que no arranca

La situación que afronta el Barcelona en ese inicio de 2020 dista de ser la ideal. El conjunto dirigido por Quique Setién ha perdido el primer puesto en Liga y ofreció dudas ante un Segunda B en Copa del Rey.

Ernesto Valverde se marchó del Barcelona y llegó Setién. Sin embargo, el aterrizaje del cántabro no ha servido para mejorar unas sensaciones que provocaron, precisamente, la destitución del 'Txingurri'.

Críticas a la dirección deportiva

Uno de los debe de la plantilla es mejorar la planificación deportiva. De aquel Barcelona que deslumbró con el toque y la definición, con La Masia como principal baluarte, se pasó al del gasto excesivo en jugadores que, posteriormente, no han dado la talla.

Desde el 2015, año en el que se logró el último triplete, el Barcelona se ha gastado más de 1.000 millones para intentar rodear a Leo Messi, uno de los mejores jugadores del mundo sino el mejor, para conseguir más títulos internacionales.

La poca continuidad de la cantera, que pese a ello tiene en Ansu Fati y en Riqui Puig a la esperanza de La Masia, ha restado incluso el apego de la afición a una plantilla que lleva precisamente desde 2015 sin conseguir la Champions League.

Críticas al estilo

La salida de Ernesto Valverde, tras perder en la semifinal de la Supercopa de España, parecía traer un viejo aroma al Camp Nou. Con Setién se iba a recuperar el juego de toque y posesión, la llegada al gol con paciencia, pero ello todavía no ha llegado.

El nuevo 'cruyffismo', el estilo que marcó a Quique Setién para convertirse en el entrenador que es, no ha terminado de cuajar. El entrenador cántabro utiliza una variante, la de llevar todo el juego por el centro, que no está dando resultados.

Setién ha apostado, de momento, todo al centro. Los extremos que pusieron tanto Cruyff como Guardiola, el máximo exponente del juego de toque después del holandés, han desaparecido y el Barcelona se ha atascado una y otra vez en los tres partidos disputados, incidió 'AS'

Al proyecto de Setién le falta tiempo, una cocción que, en mitad de una temporada, es difícil de conseguir. De momento, el Barcelona ha perdido la primera posición de Liga y ya otea los octavos de final de la Champions League.