Un tropiezo de campeonato. Es la mejor manera de definir lo que le ocurrió a la Juventus en el Sardegna Arena. El Cagliari demostró que poco le importa que la 'Vecchia Signora' sea la mejor de la Serie A. Tiró de simpleza. Pegada arriba, solidez atrás y tres puntos a la buchaca.
Su superioridad se tornó en evidencia a los ocho minutos. Fue lo que duró el cuerpo a cuerpo que aceptaron ambos equipos y del que solo uno salió airoso. Un pase mordido al corazón del área por parte de Mattiello y un chut de gatillo rápido de Gagliano valieron para batir a Buffon.
La reacción no tardó. Sarri ordenó a los suyos que se hicieran con la pelota y Cristiano se convirtió en el bombardero de esta misión. Solo podía tirar desde fuera del área ante una zaga bien cerrada y cada intentona era rechazada por sus rivales. Solo Bentancur logró chutar desde dentro, pero Cragno se hizo grande en su palo.
Frente a tanto dominio 'estilo FIFA' -mucha posesión y disparos, pero ningún tanto-, Gio Simeone hizo un gol de videojuego en su primera ocasión. Desde la línea que marcaba los dominios de Buffon, le batió con un zapatazo que colocó a la perfección en el palo largo.
Con la ventaja de 2-0 en el luminoso, el Cagliari se atrevió a no dejar que la Juve se llevara todo el protagonismo de la segunda mitad. Y quedó clara de nuevo su pegada. Gio Simeone buscó pronto su segundo golazo con una gran volea que, esta vez sí, encontró la providencial mano de Buffon.
En el bando contrario, el problema era el de siempre. El que sufrieron durante todo el partido y el que provocó su caída. No lograban colarse en el área rival con suficiente peligro y, tras una nueva tanda de tiros lejanos e incluso cercanos sin suerte -Cristiano fue el más insistente y Cragno, el más inspirado-, pagaron con una amarga derrota para estrenar su campeonato que, como daño colateral, deja la Bota de Oro casi imposible para el 'Bicho'.