Lo que sea por conseguir el autógrafo de un ídolo. Eso debió pensar una aficionada japonesa del Real Madrid que acudió al entrenamiento del club blanco para lograr la firma de Kubo.
Se vistió con un tradicional Kimono y esperó a que el nipón saliese de la ciudad deportiva en su coche con un balón y un rotulador en su mano.
Al ver que el vehículo en el que viajaba no se detuvo, no se lo pensó dos veces y comenzó a correr detrás de él sin importar el resto del tráfico ni los coches que entrasen en la rotonda.