Amargo debut de Rubi en el banquillo del Almería. No solo no logró la victoria, sino que se le escapó de las manos cuando la tenía prácticamente sentenciada, lo que duele mucho más. El Oviedo, merced a una jugada de fantasía y merecimiento, arrancó un punto clave por la tranquilidad.
Pero esto ocurrió en la segunda mitad, donde, poco a poco, los del Cuco Ziganda cocinaron una rebelión. Antes, en los primeros compases y, en realidad, en prácticamente toda la primera parte, los andaluces se supieron mejores y gobernaron el partido sin excesivos problemas.
La capacidad del grupo para combinar entre líneas, moverse con soltura ante la presión de los asturianos y encontrar a Sadiq como referencia y Corpas como puñal por la banda jugaron un papel clave. Ello, sumado a que Obeng apenas atinaba en la otra punta del campo, procuró unos 45 minutos iniciales rojos y blancos.
Abrir la lata, eso sí, costó una polémica. El colegiado, en el minuto 15, pitó un dudoso penalti de Johannesson por tropezarse con Sadiq en el área y Joan Femenías -hizo un partidazo- se lo paró a Corpas. En el 21', el árbitro repitió la operación, esta vez sin líos, pues Obeng fue a despejar un balón en la caja del Oviedo y le pegó una patada a un contrincante sin querer.
La resolución también difirió de la primera. Sadiq no falló desde los once metros, engañó a Joan y obró así el 1-0, que él mismo dobló más tarde merced a una jugada trenzada de mucha calidad que finiquitó de un disparo raso al palo largo entre Mossa y Carlos Hernández.
Los goles, el buen juego y hasta quizá la suerte vivieron de lado del Almería hasta la segunda mitad, cuando, conforme los de Rubi iban durmiéndose, los del Cuco Ziganda despertaban. Los envíos rompedores 'indálicos' encontraban cada vez más intercepciones, los nervios atenazaban a los defensas andaluces y Obeng transformó su desatino en premio.
En el 54', Cuenca cometió un error garrafal en la salida de pelota, Nahuel le robó la cartera y sirvió en profundidad para que Samu, con el exterior de la zurda, batiera a Makaridze. Sentó las bases de un empate que, con varias paradas espectaculares de Femenías de por medio, coronó Grippo a falta de alrededor de diez minutos para el final.
El defensa calculó los tiempos a la perfección en el área contraria para rematar acrobáticamente, de chilena, un rechace que pilló totalmente por sorpresa a Makaridze. También al árbitro, que anuló la jugada y la validó después de revisarla en el monitor mientras la plantilla ovetense se preguntaba por qué lo había hecho -probablemente, pensó que estaba en fuera de juego, pero lo rompía Sadiq, curiosamente-.
Las tablas suponen un punto de tranquilidad para los asturianos, que tienen la permanencia casi cerrada, y una decepción para el Almería. El equipo aspira al ascenso y se le resbaló un triunfo que llegó a estar al alcance de la mano durante demasiado tiempo como para dejarlo escapar.