El Rayo Vallecano es nuevo equipo de Primera División. El conjunto madrileño tiró de fe y trabajo para remontar una eliminatoria que se le había complicado en casa, ante un Girona que fue manifiestamente superior.
Pocos daban con vida al Rayo, pero demostró el cuadro franjirrojo que quiso más subir a la élite del fútbol español. El 1-2 de la ida se quedó corto ante el ímpetu y la actitud sin miedo del Rayo.
Atenazado tras las primeras llegadas, el Girona se amilanó. Le temblaron las piernas en el momento más decisivo de la temporada y lo pagó con un año más en los infiernos.
Si hay que personalizar en alguien el ascenso, ese es Álvaro García. El extremo fue un diablo desde la banda, pero también desde dentro, y dio alas a la remontada cuando pocos creían.
Velázquez encontró con un balón largo a Álvaro García, que ganó la espalda a la defensa y, con una vaselina, superó a un Juan Carlos que a partir de entonces se convirtió en un manojo de nervios.
Reaccionó el Girona, pero no fue suficiente para empatar el partido y calmar las aguas en Montilivi. Ahí volvió a salir la fe rayista, capaz de dar la vuelta a la eliminatoria antes de pasar por vestuarios.
El cuadro franjirrojo marcó en el añadido. Trejo, el mejor del Rayo junto a Álvaro García, aprovechó un gran centro del propio Álvaro García para marcar el 0-2.
A partir de entonces fue un ejercicio de resistencia, más aún cuando Velázquez se fue a la caseta antes de tiempo. No estuvo listo el central, que vio la segunda amarilla con más de media hora por jugar.
Francisco se enconmendó a un tocado Stuani, pero ni siquiera el mejor delantero de la categoría fue capaz de salvar a un Girona que se estrella por segunda final consecutiva por el ascenso.
Iraola ha sido capaz de llevar al Rayo Vallecano a un nuevo ascenso a Primera. Se tendrá que conformar el Girona con sus fantasmas y vivir un año más en los infiernos.