Con la ilusión y la fe no hay quien pueda. Bueno, quizás sí: la mala suerte. La mala suerte es ese enemigo que siempre aparece cuando menos se espera y que, desde mi punto de vista, dejó a Pumas sin una merecida victoria.
Seattle consiguió amarrarse a la vida y dejarlo todo abierto para el encuentro de vuelta. Y quien iba a decir eso cuando en el minuto 96 de partido iban 2-1 a favor de los locales y el tiempo estaba prácticamente cumplido.
Los pupilos de Lillini se impusieron con los grandes dominadores del juego en los primeros compases del juego. A los estadounidenses se les vio algo tibios, sin ideas y con muy poco internadas en el área de Talavera que significasen peligro.
El gol estaba cada vez más cerca, sobre todo para el lado de Pumas. Rogério tuvo la más clara, pero un inspirado Frei desbarató la ocasión de gol. Sin embargo, en el minuto 34 de la primera mitad, el colegiado decretó la pena máxima a favor de los locales. Quién iba a decir que un penalti, a la postre, se iba a convertir en el gran protagonista del choque.
Dinenno se animó a lanzar, pero Frei le adivinó la intención y detuvo el esférico. No obstante, el arquero de Seattle se adelantó y el lanzamiento desde los once metros tuvo que ser repetido. Esta vez sí que no perdonó.
La segunda parte no pudo comenzar mejor para Pumas. Un centro al área fue cabeceado por Dinenno, que puso el 2-0 en el marcador y el segundo en su cuenta particular.
Hasta aquí, también como era de esperar, los 'universitarios' bajaron un poquito su nivel, cosa que casualmente coincidió con el arreón final de Seattle. Sin embargo, bajo los palos de una de las porterías del Olímpico Universitario estaba Talavera, que se hizo grande bajo los palos y salvó en numerosas ocasiones a su equipo.
En la recta final del choque, un atisbo de esperanza cayó sobre el cuadro de Schmetzer. Una vez más, el árbitro señaló el punto de penalti por una mano en el área de Saucedo y Lodeiro le puso algo de mordiente a los últimos minutos.
Pero lo que ni el propio Seattle pudo imaginar es que, con un largo añadido de seis minutos ya cumplido, otra nueva pena máxima les iba a sonreír. Esta vez fue por un empujón, pero el resultado final fue el mismo. Gol de Lodeiro y tablas en un choque en el que estuvo muy claro su vencedor y que, sin embargo, todo quedó abierto para el encuentro de vuelta.