Pasan los años, pero el fútbol italiano sigue con su sambenito de ser rácano, correoso, defensivo y parco en goles. Pues bien, el Juventus-Milan resultó ser todo lo contrario.
'Bianconeri' y 'rossoneri' nos brindaron un exquisito espectáculo de fútbol ofensivo, de ataques constantes y una decidida apuesta por el buen juego.
Hubo ocasiones de gol casi desde el primer minuto, y el partido resultó ser, desde muy temprano, un intercambio de golpes sin piedad. Juve y Milan intercambiaban puñetazos cuales púgiles en el duodécimo asalto, sin miedo a caer.
El juego sólo se paraba por las faltas, que no fueron pocas, y por la lesión de Emre Can, quien se retorció el tobillo al tratar de pelearle un balón a Bakayoko. Pero mientras tanto, ataque tras ataque en busca del gol.
Las defensas rindieron a la perfección, pero si hubiera que ponerles una pega, esta quizá debiera ser lo mucho que arriesgaron. Allegri y Gattuso sabían que cumplían sus órdenes, pero aún así tuvieron que sufrir con esas paredes para sacar jugado el balón ante la intensa presión de los rivales.
Tampoco estuvo libre de polémica este duelo. Los aficionados milanistas pueden sentirse agraviados por la actuación arbitral, sin duda. Todo comenzó con un pisotón de Bonucci a Piatek por detrás, en el talón, que apenas fue falta.
Y siguió con un clamoroso penalti pasada la meda hora de juego que se fue al limbo. Centró Çalhanoglu, se tiró Alex Sandro a cortar el balón, y vaya si lo cortó. Con la mano.
El VAR actuó, cedió la responsabilidad de decidir al colegiado y éste, tras mirar el vídeo, decidió no señalar el penalti. Al parecer, a su juicio el carrilero de la Juve estaba haciendo por quitar el brazo de la trayectoria.
Pero el fútbol a veces es justo y el karma actúa. En la siguiente jugada, el temido error a la hora de sacar jugado el balón acabó en gol del Milan. Bakayoko se anticipó, robó un pase muy comprometido y se la dio a Piatek.
Y el pistolero polaco con su control desarmó a la zaga 'bianconera', batiendo con un disparo colocado a su compatriota Szczesny. Saltaba la sorpresa en el Juventus Stadium y el Milan se colocaba por delante.
La Juve reaccionó y puso contra las cuerdas a su rival al que sin duda salvó la campana. Mandzukic, en el último suspiro del tiempo añadido al primer tiempo, rozó el gol con un bonito remate de chilena, pero el Milan sobrevivió al asedio.
En la reanudación, la Juve no supo continuar con su empuje, y el Milan se creció. Por momentos parecía mucho más cercano el 0-2 que el 1-1, pero fue éste el resultado que llegó.
Un penalti, algo controvertido para algunos, sobre todo para los hinchas del Milan, de Musacchio sobre Dybala acabó convirtiéndolo el propio argentino para igualar la contienda. Massimiliano Allegri, con sus cambios, hizo el resto.
Enfadó a Dybala sentándole para dar entrada a Kean, y previamente, viendo que el centro del campo era del Milan, metió a Pjanic en lugar de Spinazzola. La Juve, a raíz de estos cambios, mutó.
No dio opción al Milan, que se convirtió en un equipo a la defensiva, con la excepción de un Piatek que generaba gran peligro con cada balón que tocaba. Piatek y el balón parado fueron las cartas que jugó Gattuso de ahí al final.
Pero lo que encontró fue un segundo gol de la Juve, nacido, una vez más, de un error en la salida del balón. Era el minuto 84, y Moise Kean demostraba que su buena racha sigue, anotando un gol que bien puede valer un 'Scudetto'.
Ganó la Juve, y está a un triunfo del Genoa de ganar la Liga. Perdió el Milan, que ya suma cuatro jornadas sin ganar, y que ya empieza a ver por el retrovisor como Atalanta y Torino se le acercan. De hecho, podría quedarse fuera de la Champions si los de Bérgamo ganasen a sus vecinos del Inter.
Parece que con el título ya decidido, la emoción en Italia estará en ver quienes acompañan a Juve y Nápoles en la próxima Champions.