El último partido de Liverpool y Wolves de 2019 fue movidito. Mucha tensión entre dos equipos muy ofensivos y un resultado que se definió, literalmente, por milímetros.
Los tres puntos fueron para los de Jügen Klopp, que cerraron un año para enmarcar. Mientras que los de Nuno se abalanzaron sobre el árbitro al final de la primera mitad y al término de los 90 minutos.
El cabreo de los Wolves fue monumental. Primero, porque reclamaron dos posibles manos en el gol del Liverpool, marcado por Sadio Mané al borde del descanso.
La primera fue de Van Dijk, en el momento en el que se inició la jugada. La segunda, de Lallana a la hora de darle la asistencia al delantero senegalés.
Poco después, en el tiempo añadido de la primera parte, terminó de encenderse el enfado de los Wolves y su banquillo, cuando anularon el tanto del empate de Neto.
29 de diciembre de 2019
Jonny hizo un desmarque y cedió el balón al portugués. Sin embargo, el tanto quedó anulado porque el VAR detectó que el lateral español estaba unos milímetros adelantado.
Al final, por mucha protesta, no hubo forma de cambiar el resultado y el marcador terminó en 1-0. Ahora será el Liverpool quien visite a los Wolves y el cabreo por aquello aún dura.