Unai se ha ganado el ocho de su espalda a pulso, ese dorsal que le acredita como maquinista de la medular bilbaína con tan solo 23 años. Ocho, el número de partidos que vistió la zamarra rojiblanca la temporada pasada.
Con los datos en la mano, quién se atrevería a decir que el de Errenteria, tras dos cesiones y pocas apariciones, iba a comenzar la temporada de titular con victoria ante el FC Barcelona. Aunque no todo fue un camino de rosas, de hecho, fue el propio Unai el que casi regala un gol a Suárez a las primeras de cambio.
"Te echas las manos a la cabeza porque es una opción muy clara y en ese momento piensas que la va a meter. Tuve la suerte de que no entró y de que conseguimos ganar el partido", declaró López en una entrevista para 'Mundo Deportivo'.
El trabajo de todo el equipo fue impecable y sorprendente en una primera jornada de Liga. Faltaba el gol, pero para eso ya estaba Aduriz, un hombre que trabaja todos los días para que jóvenes como Unai vean donde se puede llegar. "A los jóvenes nos motiva ver a alguien tan veterano, a una leyenda como Aduriz. Motiva", continuó.
El centrocampista, que asegura haber cambiado mucho en su etapa como cedido, es consciente de sus debilidades y sigue dispuesto a mejorar cada día para seguir entrando en los onces de Garitano: "Los aspectos defensivos, lo he dicho mil veces, es lo que más me ha costado siempre y estoy en ello".
A pesar de ser una de las caras que todos desean ver al llegar a San Mamés, a Unai no le tiembla ni la responsabilidad, ni la altura que ha cogido su carrera. "Hay que saber llevarlo, hay que saber estar y saber, sobre todo, de dónde vienes", acabó.