Latieron sus corazones de campeones, pero el Liverpool no pudo cumplir un sueño que estuvo muy cerca. De hecho, durante diez minutos, los 'reds' fueron campeones de la Premier gracias a derrota y el empate momentáneo que sufrió el City desde el 27' hasta el 38'.
Al equipo de Klopp no le quedaba más que ganar y esperar que el Brighton les hiciera un grato favor que nunca llegó. El Liverpool, todavía con adrenalina en el cuerpo tras el milagro europeo, saltó al campo e hizo un partido muy serio ante el Wolverhampton, un equipo al que se le ha dado muy bien 'matar gigantes' este año.
Pero, con un título en juego, los 'lobos' no pudieron hacer nada contra el flamante finalista de la Champions, que fue de nuevo una roca casi imposible de superar y que tuvo en Sadio Mané a su héroe de guardia.
El choque fue prácticamente un monólogo de los 'reds', que arrinconaron continuamente a unos Wolves que supieron hacer peligro en las que tuvieron... pero no gozaron de demasiadas oportunidades para ser una amenaza real.
Al minuto 17, Mané ya había inaugurado el marcador y el Liverpool solo comenzó a tener miedo cuando, segundos antes del descanso, Matt Doherty estrelló un balón con el palo. En la segunda mitad fue Van Dijk quien se estrelló con la madera, pero para entonces, Mané, aliado con Alexander-Arnold, ya había puesto el definitivo 2-0.
Y así terminó la temporada el Liverpool, con una victoria más agria que dulce, pero que no hace más que respaldar a un equipo que, casi en cualquier otra temporada, habría sido campeón. Los 'reds' se fueron con la cabeza agachada y pensando en la Champions, siendo reyes que todavía pueden coronarse en la final del 1 de junio.