Se viene un partido que se vive con muchas ganas en Barcelona, sobre todo en la parte 'perica'. Derrotar al eterno rival es siempre un aliciente para un Espanyol que, históricamente, está por debajo en cuestión de títulos. Sin embargo, no cree que ello rebase los niveles de deportividad: "Sé que va a ser dura. No creo que vaya a ser brusca en el juego porque para eso hay un árbitro. Sabemos que habrá un punto más de tensión, pero no creo que pase de eso, de ser un partido difícil".
Valverde, muy relajado y sonriente, no se mojó cuando le preguntaron por el tipo de eliminatoria que prevé. "No lo sé, soy muy malo como adivino. Es un equipo que no concede mucho. Son un equipo muy solidario, que te puede matar a la contra. No se desarman fácilmente", dijo.
Palabras que siempre van a venir con respeto por haber estado en la casa espanyolista una parte de su carrera. "Llevo bastante en el fútbol y ya he ido a campos en los que he jugado antes y he entrenado antes. Al final, siempre está bien porque estás con gente con la que has trabajado antes y después del partido", contó un Valverde que prefiere dejar las "cuestiones emocionales aparte cuando vas a jugar un partido de este tipo". "Puedo hacer un análisis de lo que ha supuesto el Espanyol para mí, pero no en el calor del partido de mañana. Debuté con el Espanyol en Primera y ha sido un club importante para mí en mi carrera", amplió.
Duelo de banquillos
El técnico del Barcelona también se refirió a Quique Sánchez Flores, que le regaló bastantes elogios antes del choque. "Los entrenadores solemos hablar bien uno de los otros en rueda de prensa. Se lo agradezco, llevamos muchos años enfrentándonos. Algunas veces ha ganado mi equipo y otras, bastantes, el suyo. Mañana será otra pelea. Nos deseamos lo mejor después del partido", contó.