"Tenemos la idea de solucionar los problemas dentro del vestuario, no airearlos. He hablado con él y, evidentemente, no voy a comentar los términos. Intentamos hacerlo así para que no se monte tanta bola como en estas dos semanas", espetó con vehemencia.
En este sentido, Ernesto Valverde quiso enfatizar en su discurso y subrayó la necesidad de tratar los problemas internos de manera privada, zanjando el pulso mediático que ha mantenido el chileno a través de las redes sociales.
La falta de protagonismo desde su aterrizaje en el Camp Nou sacó de quicio a Vidal, que esperaba tener un rol similar al de Paulinho el curso pasado y apenas ha valido como recambio en los minutos residuales.
Cansados de las publicaciones en Instagram del chileno por cada suplencia, desde el club trataron de hacerle ver que ese no era el mejor camino hacia la titularidad, que más bien le alejaba de su gran objetivo: "Ganar la Champions con el Barça".
Entretanto, Vidal viajó con la Selección Chilena, donde hizo terapia con Reinaldo Rueda y regresó a la Ciudad Condal henchido de confianza: "Vuelvo con ganas de ganarme un puesto en el Barcelona".
Sin embargo, en la Ciudad Condal no terminan de creerse esta versión de niño bueno del chileno, a quien le persigue su largo historial de episodios extradeportivos a lo largo de su carrera.
Aunque Valverde no ha desvelado su once titular, ante el Sevilla será una nueva y buena prueba para determinar el cambio de actitud de Arturo Vidal.