Talleres de Córdoba tenía una cita con la historia en casa, ante su afición y en la mejor competición de Sudamérica. Los de Caixinha ya lograron en la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores un gran resultado, pero todo se truncó en los minutos finales cuando el marcador indicaba el 2-2.
Fue entonces cuando el delantero de Vélez Sarsfield Julián Fernández puso el 3-2 definitivo que le dio un poquito de alas a su equipo de cara a la vuelta. La afición cordobesa se engalanó y le dio al encuentro la importancia que tenía, ya que era la primera vez que iba a ver un duelo de vuelta de los cuartos de final.
Un ambiente previo espectacular pretendió asustar a los de Alexander Medina, pero no fue del todo así. Y es que los visitantes celebraron el primero apenas cuatro minutos después del pitido inicial, cuando Pratto remató ante Herrera una buena dejada de su compañero para dejar la eliminatoria medio sentenciada.
No obstante, ahí entró el VAR para devolver la igualada y dotarle de una vida extra a los de casa. Esto provocó una mejoría en el juego y en las ganas de los futbolistas, que empezaron a salir de su zona para tocar y jugar en el centro del campo en busca de huecos. Esto hizo que se acumulara más efectivos en el área rival.
Aun con eso, las ocasiones no llegaron y Hoyos vivió una primera parte plácida, hasta la recta final. Un incansable Valoyes fue de lo mejorcito de Talleres y prueba de ello fue su gran pared en la frontal con Pizzini que acabó en un centro raso, pero la defensa de Vélez sacó la pelota y la envió a saque de esquina.
Ya en la segunda mitad, Vélez contemporizó mejor el partido y le dio la pausa necesaria para conseguir el objetivo. Los segundos 45 minutos estuvieron protagonizados por dos broncas mayúsculas. En la primera, Ortega entró con los tacos por delante sobre Garro, pero solo vio la amarilla. El que sí fue expulsado fue Medina.
Pocos minutos después, Díaz se enfadó con Jara porque no se quiso salir del campo y lo levantó con sus propias manos para sacarlo, lo que ocasionó una gran tangana. El choque explotó cuando en el 79', Julián Fernández, autor del tanto definitivo en la ida, puso el 0-1 y puso pie y medio en la siguiente ronda.
Jansón controló y vio la entrada de su compañero. Tras esto, le metió un pase interior fantástico y el anotador dribló al guardameta enemigo para marcar a placer. Una diana que cayó como una losa sobre el feudo cordobés y silenció a los allí presentes. Los visitantes solo se dedicaron a dejar el tiempo correr para alcanzar las semifinales.
De esta forma, el 'Fortín' salió vencedor del duelo argentino y está a tan solo dos partidos de jugar la gran final de la Copa Libertadores y pelear por su segundo título de la historia. El primero lo consiguió en 1994, cuando venció a Sao Paulo en los penaltis por 3-5 después de un empate a uno global.