Parecía que sería un encuentro plácido para el Atleti. Medirse al único Tercera era una clara ventaja, y el precedente entre ambos en el Narcís Sala invitaba al optimismo.
Simeone optó por un once nada conservador. Podía haber alineado a mil y un canteranos, pero en lugar de eso sólo puso a uno, rodeando al joven Montero de diez jugadores del primer equipo, muchos de ellos titulares.
El partido parecía que sería un paseo para los de Simeone, de nuevo en la grada por la sanción que arrastra de la pasada temporada, pero nada más lejos de la realidad.
El encuentro fue, en su mayoría, un monólogo del Atlético, con un Gelson Martins empeñado en aprovechar su titularidad, volviendo locos a los defensores barceloneses.
Pero no iba a ser así de sencillo. El Atlético tuvo sus ocasiones, algunas muy claras, pero le faltaba algo de chispa arriba. Pese a todo, pasada la media hora de partido llegó el gol.
Un balón entre líneas para Gelson lo introdujo en la meta de Segovia el atacante portugués, tras una buena jugada colectiva del Atleti. Parecía que este gol desatascaría el encuentro, pero no.
Siguió dominando el Atleti, pero se seguía atorándose en el último tercio. El Sant Andreu seguía vivo. El paso del tiempo sería el mejor aliado de los de Simeone.
El segundo tiempo siguió el guión establecido en el primero. El balón fue mayoritariamente rojiblanco, pero el crono traicionó al Atlético. El Sant Andreu, en lugar de agotarse, de venirse abajo, empezó a apretar más a su rival.
Los cambios le sentaron de maravilla a los locales (el Atleti únicamente dio descanso a Lemar para meter a Correa), y el Sant Andreu creció, y creció, en parte gracias al aparente conformismo de su rival.
En la recta final quedó claro que la victoria de asegurada no tenía nada. El Sant Andreu tuvo hasta tres ocasiones clarísimas para hacer gol en los últimos diez minutos, algo que debió irritar sobremanera a Simeone.
La primera, un remate a la media vuelta de uno de los suplentes, Bandeh, quien se reveló al mundo del fútbol como un consumado especialista de los saques de banda. Se revolvió en el área, remató a la media vuelta y Adán la sacó de la cepa del poste.
En el córner provocado, la segunda. Un testarazo picado de Noguera que pegó en el larguero para terminar de poner nervioso al Atleti. La tercera, ya en el tiempo de alargue, un disparo desde dentro del área que pegó en el lateral de la red y que más de uno cantó como gol.
Terminó el partido y el Atlético se llevó el triunfo, pero el Sant Andreu puede presumir de haberle plantado cara a todo un Primera. Se plantó en la eliminatoria con el objetivo de llegar vivo al partido de vuelta y lo ha logrado con matrícula.