Tras haber despuntado en Liga y haber sido importante en la Copa del Rey, la Champions se presenta como la verdadera prueba. El sello que autoriza a soñar con grandes cosas a los elegidos del balón. El camino por el que más rápido se llega a la corona de estrellas.
Todos la ven. Todos sueñan con jugarla. Y todos saben que es el Olimpo del fútbol mundial. Su himno es capaz de levantar más vellos antes de levantar el telón que cualquier otro espectáculo al caer el mismo. Por todo ello, Vinicius desea graduarse también en la Champions.
Ya probó las mieles de la máxima competición continental al jugar ante el Viktoria Plzen y el CSKA. Pero las eliminatorias son otra cosa. Son la hora de la verdad en el reloj de las oportunidades, aunque no debe confundirse deseo con presión ni sueño con responsabilidad. Ni olvidar sus 18 años y la bisoñez respectiva.
Ante el Ajax, Vinicius vuelve a partir con casi todas las papeletas de la titularidad. Sus condiciones le siguen haciendo indispensable en la actualidad, si bien debe afinar a la hora de decidir. Algo que, ante el Ajax, será clave para evitar la máxima que asegura que, en Europa, los errores pueden mandarte a casa.
Hasta la fecha, el '28' acumula 1.219 minutos oficiales con el Madrid. Cuatro tantos y siete asistencias son sus datos objetivos en ataque. Los subjetivos, desparpajo, electricidad y la sensanción de que algo va a ocurrir, cualidades que debe conjugar con la exigencia que guarda la Champions.
Durante su estancia en Flamengo ya pasó una prueba similar. En la Libertadores, el torneo equivalente en Sudamérica, marcó un doblete el día de su debut ante Emelec. Dos tantos en 23 minutos saliendo desde el banquillo que le hicieron avanzar varios pasos y le abrieron más de una puerta. Las cosas de las competiciones líderes. Anteriormente, en la hermana menor (Sudamericana), también había visto puerta en su estreno, con un tanto a Palestino al minuto de ingresar al campo.