El futbolista reconoció en la previa de la final de la Copa del Rey que se siente sevillano y sevillista. Y es que en el conjunto hispalense consiguió mostrar un gran nivel, recibiendo el cariño de toda la afición rojiblanca.
"El croata con más arte" se marchó de la capita andaluza en el curso 2014-15 para incorporarse al Barcelona. Tras cuatro temporadas en el Sánchez-Pizjuán, el centrocampista quiso dar un salto en su carrera en la Ciudad Condal.
Rakitic se ha tenido que enfrentar en tres finales al equipo de su corazón. La primera fue en la Supercopa de Europa de 2015, en la que el conjunto azulgrana llegó a ir ganando 4-1. Aun así, el Sevilla forzó una prórroga en la que Pedro evitó la tanda de penaltis y dio el trofeo a los suyos. En aquel choque, el croata jugó todos los minutos.
Al año siguiente, al centrocampista le tocó verse las caras con el conjunto hispalense en la final de la Copa del Rey. Nuevamente el partido se fue a la prórroga después de que el 0-0 se mantuviese en el marcador durante los 90 minutos. En el tiempo extra Jordi Alba y Neymar dieron el triunfo al Barça.
La última final en la que Rakitic tuvo delante a su ex equipo fue en la Supercopa de España, en agosto de 2016. El croata sólo jugó como titular en la ida, donde el conjunto azulgrana asaltó el Sánchez-Pizjuán para encarar la vuelta con un 0-2 de ventaja. En la vuelta entró en la segunda parte para suplir a Denis Suárez cuando todo estaba decidido.
El Sevilla no sabe lo que es ganar una final al Barcelona desde que dejó marchar al centrocampista a la Ciudad Condal. Y en Liga únicamente fue capaz de vencer al cuadro catalán el 3 de octubre de 2015, cuando ganaron por 2-1.
Rakitic ama la capital andaluza y viceversa, pero en el Wanda Metropolitano vestirá los colores del equipo rival. Los hombres de Montella tendrán que lidiar con el potencial del croata, que no sabe lo que es perder un título ante su ex equipo.