Es difícil cifrar dónde el Barcelona perdió la Liga de la temporada 1996-97 ante el Real Madrid de Capello. Los azulgranas hicieron mejor fútbol, gozaron del mejor Ronaldo de la historia... y aun así perdieron el trofeo liguero ante los dirigidos por el italiano.
Se escaparon partidos como el del Hércules en el Camp Nou (2-3) y también el equipo cosechó importantes derrotas a domicilio ante Real Madrid, Athletic, Espanyol, Tenerife, de nuevo Hércules o Real Sociedad.
La de abril de 1997, en el Nuevo José Zorrilla, pudo ser una de las definitivas. Llegaba el Barça a siete puntos del Real Madrid y con la obligación de ganar, pero el cuadro pucelano, en una de las mejores campañas de su historia, peleaba por la Copa de la UEFA y no iba a dejar salir con vida a los de Robson y Mourinho, que cayeron por 3-1 y quedaron a diez puntos del equipo blanco con apenas ocho jornadas en juego.
Aquel 16 de abril, Ronaldo Nazario conoció Valladolid. El nuevo propietario del equipo blanquivioleta, gran estrella del momento, adelantaba a los suyos con un fantástico cabezazo, pero el irresistible Real Valladolid de Cantatore remontó con un imperial Víctor Fernández. El menudo futbolista haría el 2-1 y el 3-1 después de que Fernando, otro ex del Real Madrid, hubiera empatado todavía en la primera parte.
No era la primera vez que el astro brasileño se veía las caras con el que posteriormente se convertiría en su equipo, pues el Barcelona ya había ganado en la jornada 13 por 6-1 a los pucelanos en el Camp Nou, en la despedida de José Mari Bakero. Sí sería la primera vez, en cualquier caso, que pisaría Zorrilla.
Un campo que Ronaldo sólo visitaría una vez más, ya con el Real Madrid. Fue en un histórico 2-3 de la temporada 2003-04, partido recordado por la ruleta de Zidane y en el que esta vez los blancos remontaron con gol del brasileño el 2-0 del Real Valladolid, sacándose así la espinita el jugador en el Nuevo José Zorrilla.
Apenas un año después, en el Santiago Bernabéu, Ronaldo tendría el último contacto con el Real Valladolid hasta llegar a su presidencia. Y los pucelanos le volvieron a dar un disgusto al brasileño. Tras el 0-0 de la ida, en un partido en el que Ronaldo no jugó, el Valladolid, entonces en Segunda División, sacó un empate (1-1) del Bernabéu y apeó a los blancos de la Copa del Rey en los octavos de final. El brasileño, que entró en el descanso a la desesperada, no fue capaz de hacer el milagro en una campaña en la que ya comenzaría su declive en Europa.
13 años después, llega al Real Valladolid como figura visible de un nuevo proyecto, con el equipo recién ascendido y la deuda prácticamente solventada. Una interesante opción de negocio para el futuro que espera impulsar desde dentro, manteniendo eso sí los mimbres que han permitido al equipo estar donde está. De momento, sólo por su nombre, ya lo ha conseguido.