River fue una apisonadora, pero la defensa de Patronato hizo un trabajo digno de elogio. Porque pese al dominio del 'Millonario', el 'Patrón' aguantó durante una hora, respondiendo incluso con varias ocasiones claras de gol.
Muy pronto River se hizo con el dominio del balón, negándoselo a su rival y acercándose una y otra vez a los dominios de Ibáñez. Pero, pese a ello, Patronato lograba responder a los envites de su rival, obligando a Armani a intervenir más de lo previsto.
El 'Millonario' lo buscó en jugada, a balón parado, con acciones de estrategia, pero no había forma de romper la férrea defensa de su rival.
Así pasaron los primeros 45 minutos, de claro dominio de River, pero con un Patronato que, pese a parecer estar jugando al límite del aguante, demostró estar más que vivo.
El segundo tiempo continuó por los mismos derroteros, con River monopolizando el juego y con Patronato defendiéndose y tratando de aprovechar sus opciones.
Pero entonces se entonó Rafael Santos Borré, y la historia cambió. River, quien estaba imprimiendo al juego un ritmo endiablado, logró hacer saltar el cerrojo tras poner en movimiento el balón rápido tras una falta en tres cuartos de cancha.
La jugada se abrió hacia la banda, y ahí Matías Suárez se la regaló a Santos Borré para que el colombiano, a puerta vacía, hiciera el primero a Patronato.
El tanto fue un mazazo, y dejó al 'Patrón' en 'shock'. Solo así se entiende que, en la siguiente jugada, River volviera a marcar. De nuevo Borré, pero esta vez a pase de De la Cruz, y el colombiano marcó de nuevo en el mano a mano con Ibáñez.
No se conformó River con el 2-0, pues los pupilos de Gallardo querían más, pero la lógica relajación tras la cómoda ventaja lograda de un plumazo evitó que el 'Millonario' hiciera más sangre en el Monumental.
Los cambios contribuyeron a que el ritmo de juego decayera, y Patronato, pese a haber intentado recortar distancias con un gol que reactivara sus esperanzas de sacar algo en claro del feudo de River, acabó dándose por vencido.
Cayó Patronato de forma clara, apabullado por un River que no fue capaz de golear pese a haber dominado con autoridad el juego. Se conformó River con ganar por dos goles, y con no conceder ninguno.
Próxima parada, Arsenal de Sarandí. Y después, Boca, el eterno rival que ya está a un punto en la tabla de la Superliga, a expensas de que los de Alfaro se midan a Defensa y Justicia, claro.