Emanuel Aguilera se antojó vital en el triunfo del América contra Veracruz de hace dos veranos. El argentino logró firmar dos dianas que acabaron valiendo por un triunfo aderezado por otro gol que motivó el resultado final de 3-0.
El primer tanto demostró su autoridad en el juego aéreo. En un saque de esquina, se elevó más que nadie y mandó la bola al fondo de las mallas con un testarazo que nadie supo contestar ni de cerca.
El segundo lo puso desde los once metros. Le tocó echarse a la espalda la responsabilidad de ejecutar la pena máxima y respondió con creces. Zapatazo a la escuadra, imparable para el cancerbero, y tres puntos a la buchaca.