Todo atacante que se precie ha de saber controlar los remates de cabeza. Gignac lo hace y, por eso, el 30 de julio de 2018, pudo acabar con las esperanzas de Tijuana de ganar ante Tigres gracias a un tremendo testarazo.
Fue relámpago la jugada del plantel. Un pase en largo hacia dentro del área desde el campo propio valió para que se generara otro gran pase. Este, bombeado y dentro del área, valió para que el francés lo convirtiera en un tanto vital.
Vital porque sirvió para abrir la lata y para ganar el partido. Nadie fue capaz de igualarlo en lo que quedaba de encuentro y los tres puntos se quedaron en el casillero local. La afición estalló de alegría cuando vio entrar el esférico.