Al Manchester City se le ocurrió un curioso juego para una entretenida sesión en el interior de las instalaciones deportivas. En él participaron varios jugadores por turnos.
El juego en cuestión era una mezcla de ping pong y de fútbol. En el partidillo entre Grealish y Bernardo Silva, el punto estuvo muy disputado, pero se lo llevó finalmente este último con una jugada que dejó por los suelos a su rival.