No es fácil ser argentino y triunfar en Europa. Pero Lautaro Martínez se subió pronto a ese tren. Goleó y goléo en Racing, pero no ha dejado de hacerlo en el Inter de Milán, donde cayó de pie.
El de Bahía Blanca demostró pronto como 'neroazzurro' que no necesitaba adaptación, sino minutos. A base de goles y confianza, se fue convirtiendo en el ídolo de la afición interista.
Hasta el punto de seducir al Barcelona de Leo Messi y prender esperanzas en el sueño de jugar a su lado.