Portaba el brazalete de capitán, y se decidió que fuera él quien patease el quinto lanzamiento, el que más probabilidades tiene de ser el que decida la tanda.
Ferran Torres asumió la responsabilidad, y ante la atenta mirada de sus compañeros, pero sobre todo de Arnau Tenas, su portero, chutó. Lo hizo raso, a su izquierda.
A la derecha de un Stefan Bajic que no acertó a adivinarle las intenciones al capitán de 'la Rojita'. Fue el primer momento de auténtica gloria de Ferran en ese campeonato.
El segundo llegaría tres días despues, cuando España se proclamó campeona en la final ante Portugal, gracias a su doblete.