Con decir Fernando Redondo, a la hinchada del Real Madrid se le ilumina la cara. Mucha magia dejó el jugador en su trayectoria como jugador blanco.
Era experto en el toque de talón. En Old Trafford, el United sufrió su magia el 19 de abril de 2000. Con una sutileza extrema, pasó el balón a Raúl, que firmó a placer el 2-3 definitivo de aquella memorable noche de Champions.