El extremo holandés con el que se tuvo que conformar el Barça cuando recibió una negativa de Overmars tenía por nombre Boudewijn. Pero le apodaban Bolo. Tras unos cuantos partidos, pasó a tener un mote: 'Zentren'.
Los propios aficionados del Camp Nou se mofaban de él por su baja efectividad en esa suerte del fútbol, algo muy problemática dada su posición. Por ello, Louis Van Gaal lo ponía a centrar una y otra vez al término de los entrenamientos de manera que así pudiera mejorar la técnica.
Y ese es el método que ha estado siguiendo Vinicius en los últimos meses, al que le persigue esa etiqueta, no sin razón, de ser un mal finalizador de cara a puerta. Cuenta 'AS' que ha estado haciendo labores específicas, incluso a veces tutorizadas por Zidane, para mejorar.
Estudiar las superficies de golpeo, actitudes posturales, apoyo videográfico... El insistente trabajo en el tiro a puerta tiene mucho que ver en su tanto a Osasuna y, especialmente, en las lágrimas que brotaron de él mientras lo celebraba.
A sus 19 años, Vinicius aún tiene mucho que mejorar. Especialmente en una faceta que es clave para obtener más minutos con la camiseta del Real Madrid.