Gastar mucho dinero en un jugador no es garantía de nada. Los clubes lo han recordado este año, tras el austero mercado de 2020. Con el verano de 2021 volvieron los grandes fichajes, y con ellos, los grandes fiascos.
El viejo fútbol, el de los generosos desembolsos, no murió con el coronavirus, solo se tomó una pausa. La crisis no nos ha abandonado, pero pese a todo han sido varios los clubes que apostaron fuerte en verano para hacer grandes fichajes.
Y algunas de estas contrataciones millonarias han sido... decepcionantes, en el mejor de los casos. Jugadores por los que se han pagado cantidades de nueve cifras y que hasta la fecha no han dado el rendimiento que de ellos se esperaba.
El más claro ejemplo, de acuerdo a 'AS', es Jack Grealish, el gran anhelo del City de Guardiola. Pagó casi 120 millones al Aston Villa, y tras media temporada se le sigue viendo perdido. Le está costando adaptarse a lo que le exige el de Santpedor, pero entraba dentro de lo normal.
De hecho, es habitual que eso pase en el City. Es tal el cambio que viven los futbolistas al llegar, que hasta los más grandes se atascan. Ahora bien, raro es el jugador al que Guardiola no sabe exprimir su potencial. Ocurrió con Mahrez o Sterling, jugadores que tardaron en adaptarse al estilo de juego de su nuevo entrenador, y que han brillado con luz propia tras hacerlo.
Tampoco ha estado fino por ahora Romelu Lukaku. El Chelsea sacó la chequera para repatriar al belga, y pagó al Inter 115 millones. En su caso, no solo es que haya rendido por debajo de lo esperado en un campeonato que conoce bien, es que encima armó un buen lío al decir que volverá al conjunto milanés.
Más sangrante aún ha sido lo de Jadon Sancho. El inglés volvió a Mánchester, pero no al City, el club en el que creció, sino al United, el eterno rival. Los 'red devils' pagaron 85 millones por un jugador que apenas ha tenido minutos. En parte, porque poco después ficharon a Cristiano, con lo que se quedó sin sitio en el once de la noche a la mañana.
La Premier fue el campeonato que más gastó, prueba de la buena salud financiera de que goza el campeonato inglés. Y en consecuencia encontramos otros cuantos fichajes de rendimiento cuestionable.
Por ejemplo, Raphaël Varane, por el que el United pagó 40 millones al Real Madrid. Es de los que más está pagando la inestabilidad de un club que no termina de encontrarse, porque, a diferencia de Sancho, sí está siendo titular, está jugando y, en consecuencia, está siendo señalado cuando vienen mal dadas.
Tampoco ha cuajado Konaté en el Liverpool, por el que el RB Leipzig ingresó 40 millones, ni Emi Buendía en el Aston Villa (casi 40 millones pagados al Norwich). El primero no ha terminado de asentarse en el once, mientras que al segundo le pesa demasiado la comparación con Grealish.
Fuera del fútbol inglés también ha habido fichajes que van camino del patinazo. El PSG es especialista. Achraf empezó bien, y los 60 millones invertidos en él parecían justificados... hasta que se desinfló y se convirtió en otro peón gris de un más aún si cabe gris PSG.
Y qué decir de Sergio Ramos, quien pese a haber llegado a coste cero da la sensación de estarle costando un dineral al cuadro parisino. Por las lesiones, apenas ha jugado cinco partidos en lo que va de temporada, y su estreno anotador no eclipsa el hecho de que ya lleva tantas rojas como goles. En algo menos de 300 minutos.
El mercado invernal está siguiendo el guion habitual, con fichajes de refuerzo y pocas sorpresas. Habrá que esperar al verano, probablemente, para volver a ver grandes desembolsos (con el permiso de, por ejemplo, Ferran Torres), y juzgar entonces si los del anterior rindieron o no por debajo de su capacidad.