Minuto 56 de partido, libre indirecto dentro del área del Arsenal. Una jugada que no es fácil de defender. La táctica habitual es formar una barrera gigante bajo palos y poner al portero un paso por delante. Y rezar.
Eso hizo Wenger. Colgó a los 10 jugadores de campo del larguero. Casi literalmente. El Western Sydney Wanderers chutó a puerta y... Damián Martínez la paró.
¡Éxito! ¿No? Pues no. El rechace le cayó a Steven Lustica, quien le pegó un punterón al fondo de las redes. Los 'gunners' ni sabían dónde estaba el balón. Mala suerte, cómica mala suerte.