El espigado delantero danés ha encontrado su sitio en el Rosenborg, equipo en el que milita desde hace año y medio. En Noruega ha recuperado la tranquilidad y ha dejado atrás los líos.
"Soy tan bueno que la próxima temporada jugaré en el Real Madrid o en el Barcelona", dijo en 2013. Ese mismo año fue detenido por conducir ebrio en sentido contrario y por destrozar un gimnasio, entre otros episodios.
En 2014 fue nuevamente arrestado por golpear a un taxista al que decía que iba a violar. "Me decía gordo cerdo. Se quitó los pantalones y me decía que me iba a fo***", denunció la víctima entonces.
Para entonces ya había jugado en el Arsenal, Birmingham, Sunderland... y Juventus. Llegó a disputar once partidos de 'bianconero' y anotó cero goles.
Sólo en la temporada 08-09 llegó a brillar el danés bajo la disciplina de Wenger. Una promesa que no llegó a explotar y que terminó saliendo del Emirates hace tres años, rumbo al Wolfsburgo.
No se consolidó en la Bundesliga y se marchó al Nottingham Forest. Otro fracaso. "Pensé en dejarlo todo al salir del Nottingham Forest, pero mi familia, mi agente y mis amigos me convencieron para volver sobre mis pasos", al medio 'Ekstra Bladet' hace un mes.
En el Rosenborg ha vuelto por sus fueros. En año y medio ha disputado 43 encuentros y 23 goles. No es la liga más competitiva pero a Bendtner le puede servir como trampolín a corto plazo. Y aspira ir al Mundial de Rusia con Dinamarca.
"Antes de llegar aquí, ya no quería jugar al fútbol. Me tomó mucho tiempo entender lo que estaba mal. Vine aquí y encontré el amor propio para jugar al fútbol", declaró Bendtner, el renacido.