Messi debe estar contento, un poco más contento, pero no tan contento. Con el fichaje de Griezmann, el Barcelona se reforzó con la calidad de un jugador ya contrastado en múltiples escenarios y con hambre de sumar para levantar la 'Orejona'.
Un año después de 'La Decisión', el conjunto azulgrana ha dado una lección de humildad, colocando por delante del orgullo de unos pocos los interes del club, 'Mes que un Club', que no quiere volver a vivir un final de temporada de tal calamidad.
Pero, ¿será capaz de perdonar a instancias de algo todavía mayor? De primeras, parece que Bartomeu está sólo en su aventura de devolver a Neymar al Camp Nou, dadas las dimisiones que han ensombrecido las oficinas de 'Can Barça' en las últimas semanas.
Más allá de que el cuadro 'culé' sea capaz de negociar con el PSG y vivir para contarlo, lo cierto es que, a priori, jugar con Griezmann, Neymar, Messi y Suárez se antoja, cuanto menos, todo un reto.
En un verano normal, el fichaje del francés serviría para levantar una alfombra roja desde la Rambla al Camp Nou y dar por finalizado el mercado de fichajes, pero no este.
El cerebro se empeña, a pesar de los malos momentos que pueda llegar a experimentar, a recordar siempre los mejores instantes que nos regala la vida. En términos futbolísticos, Neymar, el mismo que se fue ansiando el Balón de Oro rumbo al PSG, ha ayudado a crear muchos de esos escenarios en la Ciudad Condal acompañado del '10'.
Se gustan, es una realidad. Dos Ligas, tres Copas y una Champions League -entre otras cosas- son buena prueba de ello. El recuerdo de Berlín aún prevalece en la memorias de los aficionados 'culés', pero de eso han pasado ya cuatro años.