El titular que encabeza esta crónica puede ponerse en boca tanto del aficionado de la Real Sociedad B como del Málaga. A los primeros, les costará creerse que su equipo ganase, al fin, en casa. Solo pasó una vez y fue el 14 de agosto, en la primera jornada de Liga.
Para los malaguistas, la crisis que atraviesa el equipo es más real que nunca. Perder 2-0 ante el penúltimo, el que era hasta hoy el peor local de la categoría, agrava un momento de juego paupérrimo y malos resultados que complica al equipo de Natxo González.
El encuentro fue espeso en su primera mitad. El Málaga tenía más el balón, pero, literalmente, no sabía lo que hacer con él. Tocaba y tocaba en campo propio con la racanería por bandera, o quizá la ignorancia o imposibilidad para hacerlo mejor, y ayudó sobremanera a que el primer tiempo fuese, sin tapujos, un auténtico tostón.
Se salvó, para los aficionados realista y los neutrales, por las acometidas del equipo local. Eran pocas, pero decididas. La posesión parecía no interesarle a un equipo que, sobre todo por la derecha con Sola, volaba hacia la portería de Dani Barrio en cuanto tenía ocasión.
Sin embargo, llegaría por la otra banda el 1-0 del 'Sanse'. Karrikaburu controló y se orientó la pelota pese a la presencia de dos defensores y soltó un zapatazo que le dobló a Dani Barrio la punta de los dedos. Tras el tanto, dos remates de los de Xabi Alonso por medio de Robert Navarro y de nuevo Karrikaburu fueron lo único reseñable.
Así llegaba el descanso, con un Málaga hundido y una Real que se acercaba a, al fin, celebrar una alegría ante su público.
Tras el paso por vestuarios, los de Xabi Alonso, a los siete minutos de la reanudación, aumentaron la ventaja por medio de Roberto López. El conjunto 'txuri-urdin' puso el 2-0 en un contragolpe perfectamente dirigido por Robert Navarro, que se coló en el área tras una galopada por la izquierda. Puso el balón atrás y allí apareció Roberto López para, de primeras, cruzar la bola al segundo palo y a media altura.
Un Málaga con dos caras
La Real B obligó al Málaga a dejar una mejor imagen en la segunda parte. Solo así y tras el 2-0, los visitantes se deshicieron de su piel gris, sosa, plana e inofensiva. O lo que es lo mismo, y como dicen en tierras malagueñas, el equipo hacía menos daño que un emblanco.
Los locales se replegaron y dejaron llegar a un rival que ni así pudo maquillar el marcador. Se descubrió uno de los grandes problemas del equipo de Natxo González: la falta de gol. Generó el equipo andaluz, aunque, recordemos, lo hizo tarde, empujado por las circunstancias y con el 'permiso' del contrincante, pero se quedó sin el premio del gol.
En el 62', el palo evitó el 2-1. Un centro de Paulino desde la izquierda llegó a Brandon, que pareció rozar ligeramente antes de que la bola besase el poste. Ismael Casas, en el 69', remató alto tras un córner tras alguna petición infructuosa de penalti de los 'boquerones'.
En el minuto 74, Brandon tuvo la mejor para su equipo. Tras un contragolpe perfecto que acabó en sus botas, el delantero recortó en velocidad al portero, pero, cuando fue a definir con la zurda, uno de los dos defensas que corrían hacia la línea salvó el tanto bajo palos. Otra prueba más de la inocencia ofensiva del equipo.
El castigo de la Real B pudo ser aún mayor, pero el gol de Clemente fue anulado. Le pilló al Málaga totalmente volcado, actitud en la que seguiría hasta el final. Ni Kevin, con un disparo lejano desviado, ni Escassi, con un cabezazo que salvó Zubiaurre, pudieron acabar con el 0 del marcador. Hasta un penalti que hicieron sobre Brandon quedó en nada por fuera de juego previo. Si monta un circo...
Al final, el filial donostiarra volvió a celebrar ante su público y reduce el todavía largo camino hacia la permanencia. Y ese camino parece hacerlo a contravía un Málaga que mira con temor a un pozo al que se acerca a base de debilidad defensiva, juego inexistente y una preocupante falta de gol.