En nueve temporadas, las que Cristiano vistió la camiseta del Madrid, Messi y el portugués consiguieron la friolera de 910 goles. Una animalada que solo se entiende desde la retroalimentación que ambos futbolistas vivieron. Eran rivales, pero se nutrieron el uno del otro para mejorarse a sí mismos.
Los títulos y los galardones individuales comenzaron a tener un mayor peso. Sobre todo para Cristiano, quien logró acortar la carrera con el argentino e igualarle en Balones de Oro. Todas las miradas estuvieron sobre ellos, ya fuera en Liga, Champions o Copa. Si uno marcaba, el otro quería un doblete. Si alguno conseguía un 'hat trick' había que responder con un póker.
Ahora, los reyes se separan. Messi permanecerá en Barcelona, renovado y con un salario al que Cristiano no consiguió llegar vestido de blanco. Ahí estuvo buena parte de los motivos de su marcha. No se sintió querido. No se sintió, en definitiva, equiparado con el '10' del Barça.
Durante sus primeros años, los dos 'cracks' permanecieron distantes cuando se enfrentaron. Decían incluso que se llevaban mal, pero la madurez en uno y otro provocó un cambio. No se hicieron amigos, ni mucho menos, pero las sonrisas y las bromas eran más comunes, tanto en partidos como en galas como la del Balón de Oro.
A partir de este momento, los 'Clásicos' tendrán un aroma diferente. La disputa entre dos de los mejores futbolistas de todos los tiempos pasó ya a mejor vida, salvo que la Champions vuelva a unir sus caminos. El Madrid echará de menos a Cristiano, no cabe duda, pero es el fútbol español el que más pierde.
Ambos vivieron una última temporada irregular, aunque sumaron títulos. Un doblete para Messi, una nueva Champions para Cristiano. 54 y 44 goles, respectivamente; números de otra galaxia. En el Mundial, un desastre, la última vez que los dos coincidieron en un mismo torneo.