Después de insistir e insistir, el Villarreal tuvo que acabar resolviendo las cosas a la prisa en Estambul, pero lo hizo. Ante un Qarabag fuera de su casa por el conflicto con Armenia, el equipo Unai Emery se vio obligado a remontar en un parpadeo.
Al final, quien sacó las castañas del fuego fue otro producto de la cantera 'groguet' que no solo asoma la cabeza, sino que echa la puerta abajo del primer equipo y de Europa. Sin complejos y con solo 18 años, Yeremy Pino fue la chispa que encendió la mecha del Villarreal.
Emery dio continuidad a Takefusa Kubo en el once y quiso experimentar con el resto. Marcado por bajas como las de Gerard Moreno o Alberto Moreno, el de Hondarribia sorprendió con una especie de 4-3-3 con Jaume Costa jugando en posiciones interiores y Kubo en total libertad.
No terminó de arrancar en juego el Villarreal, que aun así pudo irse ganando de sobras al descanso. Hasta dos balones enviaron los amarillos contra la madera, el primero en un cabezazo de Bacca tras un saque de esquina y el segundo en una carambola de Rubén Peña, que de espaldas e intentando meter el esférico en el área lo estrelló en la parte superior del larguero.
También lo buscó a balón parado, con una falta sensacional de Trigueros a la escuadra que sacó Mahammadaliyev con un vuelo ágil. Buenas oportunidades en un partido que entró en 'stand by' hasta bien entrada la segunda mitad, cuando Kubo empezó a carburar alrededor del área.
Cuando el japonés agarró el balón, el Villarreal ganó varios enteros en fluidez y profundidad. Jaume Costa también se animaba y llegaban ocasiones para el propio lateral convertido en interior o Chukwueze. Pero Kubo fue agotándose, Emery le vio fatigado después de los 90 minutos ante el Sivasspor y la hora en Cádiz, así que lo sacó del campo.
Entraron Paco Alcácer, Moi Gómez y Yeremy Pino. Dos de ellos, protagonistas a posteriori, pero antes llegó el susto. Uros Matic avisó con un disparo desde la frontal que se marchó lamiendo el palo largo y lo siguiente no fue ninguna advertencia. El Villarreal se durmió, dejó a Patrick Andrade pensar en la media luna y se acabó inventando una picadita para la volea del ex cordobesista Owusu.
Se ponía 1-0 el partido y se le venían muchos fantasmas a la cabeza al Villarreal, pero entonces entró en juego Yeremy. De cabeza fría y pecho caliente, a sus 18 años y en su segundo partido en Europa League, el tercero con el primer equipo, lideró al equipo desde la izquierda con chispazos que desembocaron en la remontada.
Primero, el Las Palmas de Gran Canaria igualó con un derechazo a la escuadra corta que Mahammadaliyev no pudo sacar. Esto, solo dos minutos después del 1-0. Y con el empate, volvió a agarrar el balón y filtró un pase hacia Samu Chukwueze, que peleó con el cuerpo en el área para que luego remachara a gol Paco Alcácer.
El marcador lo acabó disfrazando de partido cómodo el mismo Alcácer desde el punto de penali. Como ante el Sivasspor, la defensa le volvió a costar dolores de cabeza a Unai Emery, que dio con la tecla y con otro chaval con tremenda pinta y sello 'groguet'. Segunda victoria en dos partidos y líder de grupo junto al Maccabi Tel Aviv.