El Crystal Palace dio el primer gran campanazo de la cuarta jornada de la Premier League. El cuadro de Patrick Vieira, que aún no sabía lo que era marcar, le metió tres al cuadro más sólido hasta el momento, un Tottenham que llevaba pleno de victorias y de goles recibidos, ninguno.
Se llevó el cuadro de Nuno un buen golpe de realidad. Comenzó con el pie torcido y lo acabó como si se hubiese hecho un esguince, con un 3-0 en contra que le costará digerir.
La lesión de Dier a los 12 minutos fue el preludio de un partido difícil de digerir. No podía el Tottenham, que solo había marcado un gol por partido, con la defensa de un Crystal Palace que sí cerró todas las vías de agua.
Lo que podía parecer un nuevo 0-1 para los 'spurs' cambió de guion con la expulsión de Tanganga. La segunda amarilla del defensa dio alas a un Palace que desde entonces comenzó a volcarse en la portería.
Ben Davies, quien había entrado para cubrir el hueco dejado precisamente por Tanganga, hizo uno de esos penaltis que no hace falta ver en el VAR, una mano que transformaría desde los once metros Wilfried Zaha, para firmar el primer tanto de los 'eagles'.
Pero si alguien no va a olvidar este partido, ese es Odsonne Edouard. Imagina llegar a tu nuevo club y debutar contra el líder de la Premier League. Ves, desde el banquillo, cómo tu equipo gana 1-0 y tu entrenador confía en ti para cerrar el choque.
Así lo hizo el ya ex jugador del Celtic, que tardó únicamente 25 segundos desde su entrada en poner el 2-0 y acabar con las ilusiones de los 'spur', más aún cuando también firmó el 3-0 en el que fue el cuarto derbi consecutivo para los de Vieira.
Una victoria contundente que llena de moral a un Crystal Palace que ha encontrado a un nuevo goleador. Deberá reponerse el Tottenham, que ha mostrado sus debilidades por primera vez en todo el curso.