La permanencia se suele cimentar con victorias en casa y empates a domicilio. Es la denominada 'media inglesa'. El problema para el Valladolid es que ya ha perdido cinco partidos como local, y ha empatado otros cuatro. Han volado demasiados puntos de Zorrilla.
El Valladolid está en una crisis importante. Si uno mira a la clasificación puede pensar que no es para tanto, pero sí lo es. Hay que mirar en detalle.
Esta jornada 21 podría acabar con el Pucela de nuevo en puestos de descenso, y lo que es más grave, empatado a puntos con el penúltimo, un Elche con dos partidos menos, y cuatro por encima del 'farolillo rojo', una SD Huesca que además le tiene ganado el golaveraje a los blanquivioletas.
Lo más preocupante de todo esto es que el Valladolid no está siendo sólido ni siquiera en su propio estadio. Echan de menos los blanquivioletas a su afición más que nadie, al parecer.
Sus números en el Nuevo José Zorrilla son sangrantes. Ha ganado solo dos de los once partidos que ha disputado en casa. Ha empatado cuatro y ha perdido ya cinco. Es decir, solo ha sumado 10 puntos como local.
Los otros diez han sido a domicilio, una media aceptable para lograr la permanencia, pero que decae al sumar las cifras en casa (y eso que el Valladolid llegó a la segunda vuelta con los deberes hechos para el aprobado raspado, con 19 puntos y fuera del descenso).
¿Cuál es la causa? El Valladolid, desde el parón por el coronavirus, ha cambiado. Ha renunciado a su estilo rácano y defensivo en pos de un fútbol más vistoso que, lamentablemente para sus seguidores, no está dando los resultados esperados.
El Valladolid marca más y genera más peligro (casi siempre), pero a costa de encajar muchos más goles. Los empates ante Elche y Levante, y la derrota ante la SD Huesca, han sido letales para la moral del equipo. Dejarse puntos ante rivales directos es un mazazo.
El cambio de estilo no ha funcionado, y el entrenador no ha sabido dar con la tecla para corregir las carencias en los partidos que se tuercen. Y, para colmo, las lesiones y los positivos están causando estragos, especialmente en la línea defensiva.
Le está salvando al Pucela precisamente lo que le está hundiendo, la falta de público en las gradas. Las críticas en el estadio serían feroces, pero los aficionados claman al cielo a través de las redes sociales.
Y es que a nadie se le escapa que el equipo ha entrado en barrena. Nadie perdona haber encajado siete goles en casa (cuatro en Copa y tres en Liga) en apenas tres días. La afición quiere una reacción, quiere soluciones. Y las quiere antes de que sea tarde.