En el momento más importante de la temporada, en un duelo vital por la salvación, Iago Aspas rescató a su Celta, a ese que siente como suyo, el club de su corazón; no es que Aspas sea del Celta: Aspas es el Celta. Sus lágrimas ya son iconografía de la Liga.
Lo de Aspas y el Celta quedará plasmado en más de un libro. Tras semanas de sufrimiento por una lesión muscular, arribó en Balaídos para llevar al conjunto celeste hacia la victoria. Una victoria que a final de campaña puede resultar decisiva.
Iago Aspas hizo acto de presencia para tumbar a un Villarreal que había cuajado un muy buen primer tiempo. En cinco minutos pusieron del revés al Celta, nuevamente sangrante en defensa.
30 de marzo de 2019
Toko Ekambi, en el 11', resolvió una jugada no demasiado bien resuelta por el equipo gallego; en el 16', a Pedraza se le puso cara de Maradona para irse de varios rivales y superar con regate incluido a Rubén.
Bordeó el 0-3 el Villarreal, impidiendo Rubén de Samu. El Celta se estiró en los minutos previos del descanso, sin tino ni demasiada fe. Pero Aspas quiso ganar.
Primero anotó de falta, imparable para Asenjo. Este gol de Aspas ya metió el miedo en el cuerpo al Villarreal, que dio un paso atrás a pesar de que Toko Ekambi, a la contra, tuvo alguna opción.
Olaza, desde la izquierda, encontró la cabeza de Maxi Gómez, quien no falló en la suerte que mejor domina. El Villarreal quedó engullido por el empuje vigués.
Aspas, de penalti, completó la remontada y coronó su gloriosa actuación para éxtasis de un Balaídos encendido, creyente en la salvación porque Iago está con ellos. No es un prínciple, es un empreador.
Este resultado acerca al Celta, en la decimoctava posición, al Villarreal, decimoséptimo con 29 puntos, uno más.