Con el belga en modo estelar, el City ganó con suficiencia a un Burnley que pronto sacó la bandera blanca. Los de Guardiola no tuvieron rival. El once estaba lleno de titulares (no se llevó canteranos).
Una vez que Gabriel Jesus abrió la lata con una buena conexión de Danilo, el vigente campeón de la Premier se hizo amo y señor del encuentro. Y en partidos de fuerte control 'citizen', De Bruyne juega a otra cosa.
De Bruyne estuvo en casi todas las mejores jugadas de peligro del equipo de Guardiola. Los de Sean Dyche apenas pudieron contener las acometidas del rival, quien cortaba por la banda como cuchillo en mantequilla.
Un pase filtrado por De Bruyne llegó a Bernardo Silva, que anotó el segundo. El tercero lo puso el propio Kevin, que culminó una contra con un potentísimo disparo desde fuera del área.
El 4-0 nació en las botas de De Bruyne, pero por el camino se topó con una rodilla de Long. Tanto en propia puerta pero no el último: Agüero, de penalti, marcó la pena máxima cometida sobre Silva.
Tras varios meses marcados por las lesiones, De Bruyne se entona y toma las riendas de un City que necesita de su magia. El Burnley, equipo acostumbrado a los milagros, no pudo esta vez.