Hay días en los que nada sale bien, ya sea por la superioridad del rival o por el desacierto propio. Al Valladolid le pasó factura todo ello. No supo entrar bien al partido, se echó atrás demasiado pronto y, con el marcador en contra, se vino aún más abajo.
Una posesión ramplona del Pucela protagonizó los primeros minutos de encuentro. El Alavés manejó el choque en todo momento y, en cuanto pisó el acelerador, gozó de ocasiones continuas sobre la meta de Masip.
Primero fue Aleix Vidal; luego, Lucas Pérez... El Valladolid era un flan en defensa y solo la fortuna y algo de Masip le salvaron del gol en contra durante los primeros 20 minutos. Hasta entonces, Laguardia, que no estará en Ipurua la próxima jornada, estrelló un buen cabezazo en el larguero.
El 1-0 se veía venir, y no se demoró mucho en el electrónico. El manual del gol en el Alavés se vio reflejado en el tanto de Joselu. Pared entre Aleix Vidal y Aguirregabiria, media vuelta de Joselu y remate fantástico del '9'.
Sin embargo, el daño no era demasiado para la escuadra de Sergio. El horror llegaría tan solo seis minutos después, sobre el 32' de juego, cuando Masip no fue capaz de detener un balón llovido y Tomás Pina, que volvía al once, marcó a placer.
Los desajustes defensivos siguieron marcando la actuación defensiva del Valladolid. Una tarde terrible en Vitoria. El Alavés se tomó una tregua hasta el descanso, pero, tras el paso por vestuarios, siguió el asedio.
En plena cuesta arriba, y con las sustituciones de Sandro y Anuar, Alcaraz rubricó una pena máxima que conformaba el colmo en la negra tarde del Valladolid. Duarte fue derribado y Lucas Pérez no se complicó desde los once metros: otro gol, por séptima jornada consecutiva en Liga. Es historia 'babazorra' el gallego.
Bajó los brazos el Valladolid con el 3-0, como era de esperar. Peor imagen para encarar el parón, imposible. Todo lo contrario para el Alavés, que dice hasta luego al descenso con una nueva lección de verticalidad e ímpetu en Mendizorroza.