No fue el partido más completo de Griezmann, pero sí el más decisivo. Aprovechó las pocas ocasiones de las que dispuso para dar valor a los escasos acercamientos del Barcelona al área del Ibiza, muy bien plantado durante casi los 90 minutos.
Ya avisó Quique Setién antes del encuentro del nivel de dificultad que podía exigir un encuentro copero a partido único y ante un rival tan correoso como el Ibiza. No se equivocó: el cuadro azulgrana sufrió de lo lindo para confirmar el pase.
El inicial tanto de Caballe dejó casi sin margen de error al Barça, con muy poco ritmo durante los primeros 45 minutos. Tras el descanso, leve mejoría 'culé', pero sin apabullar en zona ofensiva. La acción de Griezmann fue un respiro para el aficionado azulgrana.
De delantero centro y con constantes movimientos, el francés castigó a la espalda de la defensa del Ibiza. Pase medido de De Jong y el ex del Atleti, con una mirada previa al portero, localizó la zona donde debía definir. Y no falló.
Determinante. Una característica que le faltaba a Griezmann hasta ahora en el Barça y que con las bajas de Messi y Suárez está obligado a tomar. Fue el artífice del empate y también de culminar la remontada en los minutos finales.
Cuando ya el encuentro parecía destinado a una peligrosa prórroga y con la tanda de penaltis en el horizonte, el '17' salió al rescate para que la preocupación de Setién, con gesto serio en el banquillo, quedara solo en un susto.
De nuevo fue como mejor sabe: a la espalda de la zaga rival. Jordi Alba filtró un buen pase al hueco que aprovechó Griezmann para, metros después, definir con pierna zurda ante la salida de Germán.
Con Messi y Suárez está anclado a una banda y apenas tiene espacio para explotar su juego, sus mejores características, que se benefician de los espacios. Cierto es que el Ibiza y la Copa no es el mejor rival para examinar su rendimiento, pero el 'Principito' da señales de poder ejercer de rey cuando este no esté o no aparezca.