Leo Messi, a cinco minutos del final, completó su obra maestra en el Villamarín con una sublime vaselina que coronó un partido majestuoso. El público del Villamarín se puso en pie para aplaudir al argentino.
"Ese gol se marcó así y no se podía marcar de otra forma", aseguró Francesc Xavier Álvarez, tratando de analizar el último tato del argentino.
"El margen de velocidad y ángulo que necesita recorrer la pelota para que la jugada sea gol es realmente reducido. Entre los 17,4 metros por segundo que sería la velocidad límite a la que el portero podría tocar el balón y los 17,9 metros por segundo de velocidad máxima para que el balón pase por debajo del larguero y sea gol", añadió el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los adjetivos parece que se acaban para un Leo Messi que no se cansa de firmar una exhibición tras otra, por ello ahora ha sido la ciencia la que ha tratado de explicar su última obra de arte...